11 febrero 2008

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Presentación Marga Pocoví

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¿Para qué sirve el llanto?

Existe un motivo obvio de carácter puramente reflejo -tanto que parece banal- por el que se llora, y es la reacción del ojo cuando se introduce en él una partícula; las glándulas lagrimales se accionan para evitar que el ojo quede dañado.

Sin embargo, la causa más interesante de llanto procede de las emociones. Los centros cerebrales perciben el estado de ánimo y esta información viaja por el sistema nervioso parasimpático, que controla, entre muchas, las secreciones corporales.

Una de las teorías más interesantes sobre el llanto la explica Ricardo Yepes Stork en su libro “Fundamentos de antropología”, quien afirma que llorar no es sino un “remedio contra la tristeza”. Tal vez sorprenda que se hable del llanto como remedio de la tristeza, pero asimismo puede resultar obvio si se parte de que llorar es exteriorizar el sufrimiento interior. El llanto auténtico es el que expresa una pena sentida, descubriendo la impotencia y el daño. Stork afirma que “llorar requiere una previa posesión y conciencia de la pena, y sirve para expresarla y realizarla, hacerla verdadera y manifiesta: es el lenguaje de la tristeza y el miedo, y dice que ya no podemos seguir amando, que sufrimos un mal no merecido, o no esperado […] incluso cuando no es de verdad, como sucede al llorar dentro de una película”.

En el otro extremo, también explica que aflojar la tensión que produce lo serio es motivo de que se pueda llorar de emoción, y de una emoción alegre, en especial cuando se alcanza un bien deseado o se recupera a una persona que se creía perdida.

Dicho nº 3

Época de vacas gordas

Se habrá oído en frecuentes ocasiones los términos época de vacas gordas o época de vacas flacas, referidos repectivamente a buenos y malos tiempos.

Su origen procede de la biblia, en concreto del Génesis, donde se narra que Faraón vio en sueños siete vacas gordas, y luego siete vacas flacas que se comieron a las primeras.

Sus adivinos no lograban interpretarlo, hasta que mandó llamar a José, hijo de Jacob y Raquel, quien le dijo que las siete vacas gordas significaban siete años de abundancia, así como las otras representaban hambre y escasez.