16 diciembre 2005

Reflexiones sobre el dolor

Tras una larga conversación con una buena amiga, el otro día me puse a pensar sobre el dolor y la importancia que le damos sin darnos cuenta. No me refiero al dolor físico, sino al otro. El que deja huella. Empecé preguntándome porqué una experiencia mala, dolorosa, nos deja una pequeña marca de por vida, eso si tenemos suerte y no se convierte en un trauma que consigue limitar nuestra forma de vivir. ¿Por qué las experiencias realmente buenas no producen el mismo efecto? Muchas veces he oído cosas del tipo "buff, yo no puedo meterme donde no haces pie en el mar, de pequeña tuve un susto y ya no puedo", o "lo siento, no puedo ir en moto, tuve un accidente hace años", etc... Pero nunca he oído a alguien decir "cuando era pequeña me regalaron una vez chocolate en una fiesta y cada vez que paso por una pastelería siento una felicicidad y unas ganas de cantar y saltar que me muero". ¿De qué depende esa influencia? ¿Por qué la mayoría de las personas recuerdan a su primer amor cuando en realidad están recordando su primer fracaso? Más de una vez lo he visto "no podré nunca olvidar a mi primer amor, el de verdad", "ah, no fue el primero?"... "bueno hubo un par antes, pero ése fue el que me marcó" ..."te dejó, verdad?"... "sí". A ese respecto la conclusión es que nos cuesta mucho más olvidar a quien nos hizo sufrir que a quien nos hizo feliz. Cuando todo va mal, pensamos casi siempre "y ahora qué más va a pasarme?", y cuando todo va bien, pensamos "buff, todo va muy bien, no puede durar mucho, algo malo pasará". La cuestión es: sabemos realmente disfrutar de las cosas buenas o nos boicoteamos constantemente porque algo nos dice que lo malo lo merecemos y lo bueno hay que ganárselo? ... Pues eso, sólo estaba pensando. (Creo que intentaré ver las cosas de otro modo) :)