Esta expresión alude a quien resulta objeto de acusaciones o responsabilidades, siendo culpado, generalmente, por las acciones de todo un grupo.
Proviene, probablemente, de tiempo de las Cruzadas, cuando los cristianos se dedicaban a cortar las cabezas de los turcos.
Otro posible origen se da en la batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571), cuando el almirante turco Alí Bajá fue decapitado por un galeote cristiano con su hacha de abordaje, tras una rebelión cristiana en las galeras turcas. De aquella guerra, sólo 50 de las 300 naves turcas pudieron escapar.
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